Aunque se ha desarrollado muy rápidamente en los últimos años, gracias al avance tecnológico, la Inteligencia Artificial (IA) ha existido desde los años 50. 

En la actualidad esta tecnología se está desarrollando para hacer labores que antes eran solo cosa de humanos, como la programación. 

¿Qué es el GPT-3? ¿Peligra tu trabajo de programador?

La IA está equipada con un conjunto de herramientas, algoritmos y técnicas que le permiten aprender por sí misma y mejorar sus habilidades. 

Esto hace que sea una excelente opción para sustituir a los programadores escribiendo código en el futuro cercano. 

Primero, la IA es mucho más eficiente que los programadores humanos cuando se trata de escribir código. 

La IA puede analizar patrones e información de manera mucho más rápida y precisa que un ser humano, lo que permite que escriba código mucho más rápido. 

La IA también es capaz de detectar y corregir errores de forma automática, lo que significa que el proceso de programación es mucho más sencillo. 

Además, la IA es mucho menos costosa que los programadores humanos para escribir código. 

Esto se debe a que la IA no tiene necesidad de pasar tanto tiempo aprendiendo lenguajes de programación, lo que le permite ahorrar en costos de horas de trabajo.

Bueno, ¿veis? la IA no está nada mal, después de todo casi todos los párrafos anteriores han sido escritos por entero por el ChatGPT. 

¿Se había percatado? 

Tranquilo, qué no cunda el pánico.

Si de verdad cree que la IA en un futuro cercano puede reemplazar a los programadores escribiendo código vuelva a leer los párrafos anteriores con un poco más de detenimiento.

GPT-3, el modelo de lenguaje autorregresivo que emplea aprendizaje profundo para producir textos que simulan la redacción humana, escribe bien, claro, probablemente mejor que yo, porque no comete errores. 

Pero, insisto, lea de nuevo el primer párrafo escrito por GPT-3 para ver si descubre de qué estoy hablando. 

¿Ya lo tiene?

Voy a echarle una mano.

La IA puede escribir mejor que un humano, pero nunca tendrá un propósito

Si le pidiéramos a la IA que nos escribiera un relato, escribiría algo con una sintaxis correcta, incluso con sentido, pero el texto no tendría mayor interés que el escrito por un buen estudiante de primaria. 

No obstante, escribir literatura de ficción o ensayo es una actividad con un componente artístico y creativo muy grande. 

Igual piensa, y no le culpo, que muchos bestsellers podrían estar escritos por una inteligencia artificial, y es más que probable que los autores del futuro se ayuden de herramientas de inteligencia artificial para encontrar fallos en sus textos, para redondear su estilo y en algunos casos para meter relleno. 

Es más, yo diría que ya está sucediendo

De hecho, Google está actualizando sus algoritmos para detectar contenido  generado por inteligencias artificiales ya que Internet empieza a estar lleno de ella.

Sin embargo, yo le garantizo que este artículo contiene algo fuera del alcance de una IA en la actualidad: 

  • Ácida ironía. 
  • Aún más ácido sarcasmo.
  • Y, ¿por qué no? Cierta melancolía.

*Vaya este último párrafo me lo ha corregido la IA, ¿no le dije que era posible?

Pero vayamos más allá. 

Antes de hablar de una actividad como el código , hablemos de otras disciplinas afectadas por la Inteligencia Artificial. 

¿Hablamos de la conducción autónoma? 

Pronto los asistentes de Google, Microsoft y Apple utilizarán los nuevos algoritmos y serán mucho, mucho más inteligentes, incluso podrán ayudarnos a contestar emails mientras conducimos, y darnos directrices mejores. 

Es más, estoy seguro de que en menos de una década, conducirán por nosotros desde el punto A (nuestro garaje) al punto B (una plaza de parking público). 

Pero espere… 

Vivo en Madrid… 

¿Alguna vez ha intentado buscar un parking en el centro de Madrid?, 

Seguro que en Silicon Valley no tienen parking tan infernales…. 

Así que, retiro lo dicho, aún queda para esto, al menos en Madrid. 

Démosle 20… 30 años, pero llegará. 

Le aseguro que llegará.

Lo mismo ocurrirá con las traducciones de textos (pero mucho, mucho antes), la composición musical de grandes éxitos, y con la ilustración, pintura y diseño gráfico. 

Si le pido a Dall-E2 (la interfaz para crear imágenes de OpenAI con GPT3) que me cree una ilustración bajo la premisa “ilustración estilo marvel de una familia Húngara celebrando nochevieja” me dibujará esto:

Le juro que no es broma. Lo ha hecho para mí, en un periquete.

¿Peligra, entonces, tu puesto como programador?

Pero volvamos al tema del código. No dudo que tarde o temprano (de aquí a 10 años) existan herramientas que ayuden a los desarrolladores a crear, depurar y probar código como parte funcional de suites de desarrollo de software, como add-ons o utilidades adicionales.

La inteligencia artificial es/será poco a poco un ayudante que irá añadiendo tareas a su mochila, pero en un futuro cercano, la creación de aplicaciones completas a través de una premisa simple no tiene sentido, ya que como en la creación literaria, visual o musical a la IA le falta contexto. 

Crear una aplicación es un proceso extremadamente complejo, donde la parte del código es solo una parte, y no es la parte más importante.

El contexto es mucho más importante, e incluye respuestas a preguntas como:

  • ¿Cómo se va a usar? 
  • ¿Quién lo va usar? 
  • ¿Qué entradas de datos y qué salidas de datos espera? 

Una IA es buena dando respuestas, porque lo que hace es estudiar millones de preguntas existentes y sus respuestas, validando ese proceso de aprendizaje a lo largo de miles de millones de vueltas a la coctelera que llamamos Deep Learning, pero… 

¿Es capaz de hacer preguntas nuevas? 

No, rotundamente no.

Muchos dirán que la creación pura no existe. Que todas las historias se han contado ya, y que la música popular moderna no sale de cuatro acordes repetidos hasta la saciedad en diferentes ritmos y melodías. Tienen razón, pero los matices lo son casi todo. 

En el mundo del desarrollo de software, estas sutilezas son un universo lleno de matices muy sutiles a los que no podemos “meter en una coctelera” y esperar que la mezcla de fórmulas anteriores funcione, es ciencia ficción y si me permiten decirlo, de la mala.

Puede que algún día pilotos de fórmula uno como Fernando Alonso compitan en un circuito mano a mano con inteligencias artificiales. Pero no será esta década, ni la próxima. 

No sólo existen limitaciones prácticas, sino limitaciones éticas, morales, económicas y legales. 

Un avión comercial podría aterrizar solo, pero ninguna compañía de seguros aseguraría al artefacto. 

A fin de cuentas,  ¿a quién le íbamos a echar la culpa en caso de accidente?

Lo mismo se aplica al código generado por una IA. 

¿Quién lo parchearía?, ¿quién lo ampliaría?, ¿quién hablaría con el cliente para entender los requisitos?, ¿quién se inventaría el texto de los “tooltips” para ayudar en la interfaz?, ¿quién diseñaría la interfaz (UI)?

Seamos un poco más audaces, ¿por qué no una IA como CEO de una empresa?, ¿por qué no una IA como presidente del gobierno?, ¿por qué no una IA como amante y compañera?

La IA aplicada a la vida cotidiana acaba de empezar, pero empresas como Google ya ven peligrar su modelo de negocio, porque lo que una IA hace muy bien, es responder a preguntas y simplificar el proceso de obtener información y entregar resultados medianamente satisfactorios. 

Hoy día ya es el ayudante ideal, que no deja de observar y aprender. Y llegará el momento en que tome el mando en muchas actividades, pero en desarrollo de software, todavía es pronto. 

Aunque no se relaje demasiado, todo es cuestión de tiempo.

Después de todo, le he dicho que este texto no ha sido por completo escrito por una IA, 

pero… 

¿Puede estar usted realmente seguro?

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