Llegada a la Luna; la informática que nos llevó a nuestro satélite
Durante miles de años, el ser humano soñó con la Luna.
Ya en la Prehistoria nuestros ancestros observaban el satélite con curiosidad y admiración. Durante siglos y a través de múltiples culturas se le atribuyeron cualidades divinas, siendo objeto de adoración, e incluso de temor. Sin embargo, ya en el Siglo XX, la ciencia y la tecnología se habían desarrollado hasta ser capaces de plantear una osadía mayor: alcanzar la Luna con nuestras propias manos…
Si echamos la vista atrás y pensamos en los medios con los que se contaba en aquella época, seguramente nos sorprenderíamos. En 1969, año del primer alunizaje, gran parte de la tecnología que utilizamos hoy en día aún no estaba desarrollada, o se encontraba aún en pañales. Ello, sin duda, aumenta el mérito de la hazaña y la valía de los astronautas que se lanzaron al espacio para cumplir los anhelos de toda una especie.
Sin embargo, el objetivo se cumplió. Pero, ¿cómo lo lograron? ¿Cuáles fueron las tecnologías que nos llevaron a nuestro satélite? Y más en concreto, ¿cuál fue la informática involucrada en nuestra llegada a la Luna? Hagamos un poco de Historia…
La informática también nos llevó a la luna
La Humanidad llegó a la Luna el día 20 de julio de 1969, de la mano de la misión Apolo 11. Antes de ella, nada menos que otras 10 misiones (sólo 3 de ellas tripuladas) habían preparado el viaje de leyenda del que formaron parte los astronautas Neil Armstrong, Mike Collins y Buzz Aldrin.
La tecnología involucrada en todos aquellos viajes, y en especial en el de aquel mes de julio, representó el máximo esfuerzo del que era capaz el Ser Humano por aquel entonces. La unión de los conocimientos alcanzados en múltiples disciplinas a lo largo de siglos de estudio, fue capaz de llevarnos hasta un lugar misterioso, insólito e imposible para nuestros ancestros.
Lo que tal vez algunas personas ignoren es lo importante que fue la informática para conseguir aquel logro. Es cierto, una informática primitiva, pero que ya por aquel entonces daba muestra de su inmenso poder.
Ya por aquel entonces, asomaban clásicos del hardware como IBM. De hecho, en el Goddard Space Flight Centre, en Maryland, y el Manned Spacecraft Center, en Houston, lugares desde los que se dirigió la misión, se utilizaron mainframes IBM System/360 Modelo 75.
La nave Apolo, por su parte, contaba con el ya legendario Apollo Guiding Computer, diseñado por el MIT y fabricado por Raytheon, que supuso otro hito en su momento, especialmente en términos de miniaturización (medía 32 X 61 cms y pesaba 32 kilos, en una época en la que los ordenadores ocupaban habitaciones enteras).
Su capacidad os sorprenderá: una velocidad de procesamiento de 1 Mhz, un almacenamiento de 36.864 palabras de 14 bits y una RAM de 2.048 palabras. Parámetros, todos ellos, muy inferiores a los de un smartphone actual. Veámoslo en perspectiva: ¡su RAM era 1.600.000 veces inferior a la de un equipo común que cuente con 8 Gb de RAM! Y aún así, fue capaz de guiar la nave y sus módulos hasta la superficie lunar…
Hablemos ahora del software. El programa utilizado fue denominado Luminary, y estaba escrito en el lenguaje MAC (MIT Algebraic Compiler).
Su desarrollo también fue un hito para la época. Involucró el trabajo de nada menos que 300 personas a lo largo de 7 años. Consistía en una serie de tarjetas perforadas (efectivamente, ¡tarjetas perforadas!) y tuvo un importantísimo papel durante toda la misión, y en especial durante la fase de alunizaje. Su sistema operativo era capaz de funcionar en multitarea (otro gran logro para la época), aunque no era simultánea, sino sucesiva.
Eso sí, digamos que su usabilidad no tenía mucho que ver con la de nuestros actuales programas; las órdenes consistían en complicadas combinaciones de números y palabras, que los astronautas pronunciaban en voz alta para que el control en la Tierra pudiera supervisar la misión.
Los errores 1201 y 1202
Pese a todos los esfuerzos, la informática que nos llevó a la Luna, como la actual, tampoco carecía de errores. Uno de los más llamativos ocurrió en el instante del alunizaje, poco antes de que Neil Armstrong pronunciara las legendarias palabras: “Un pequeño paso para el hombre…”
En aquellos instantes críticos, 2 mensajes de error (1201 y 1202) fueron comunicados por el ordenador de la nave. Al parecer, Buzz Aldrin había dejado encendidos dos radares (el del alunizaje y el que controlaba la posición del módulo de alunizaje en relación al módulo de mando) al mismo tiempo, lo que no estaba previsto y provocó una sobrecarga de datos del sistema.
Sin embargo, el problema fue solucionado gracias al entrenamiento previo de la misión. Ya unos días antes, en una de las numerosas simulaciones llevadas a cabo, se habían presentado los mismos errores, concluyéndose que no eran un motivo para suspender el alunizaje. Por el contrario, con estos errores lo que el ordenador de a bordo estaba comunicando era que, dada la sobrecarga de datos, se estaban priorizando instrucciones para que las operaciones críticas para la misión se pudieran ejecutar.
La informática involucrada en un logro como la llegada a la Luna representa una muestra del potencial de las ciencias de la información. Su desarrollo ha sido tal durante las posteriores décadas que ha transformado nuestro mundo y continúa haciéndolo cada día.
Eso sí, como bien habéis podido comprobar, ¡ni en la Luna pueden librarse los sistemas informáticos de sufrir algunos errores!
Eso sí, la suerte es que para poder controlar nuestra informática y prevenir errores, o al menos resolverlos más rápidamente, en la actualidad disponemos de sistemas de monitorización que nos permiten supervisar el funcionamiento de nuestra TI.
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Dimas P.L., de la lejana y exótica Vega Baja, CasiMurcia, periodista, redactor, taumaturgo del contenido y campeón de espantar palomas en los parques. Actualmente resido en Madrid donde trabajo como paladín de la comunicación en Pandora FMS y periodista freelance cultural en cualquier medio que se ofrezca. También me vuelvo loco escribiendo y recitando por los círculos poéticos más profundos y oscuros de la ciudad.
Dimas P.L., from the distant and exotic Vega Baja, CasiMurcia, journalist, editor, thaumaturgist of content and champion of scaring pigeons in parks. I currently live in Madrid where I work as a communication champion in Pandora FMS and as a freelance cultural journalist in any media offered. I also go crazy writing and reciting in the deepest and darkest poetic circles of the city.