Entrevista a Sancho Lerena sobre los cambios empresariales que vivimos

Este año ningún sector se ha librado de los cambios empresariales ocasionados por la pandemia de Covid-19, casi siempre dolorosos: millones de dólares en pérdidas para el cine, que todavía no sabe dónde ni cuándo estrenará sus películas, un sector turístico agonizante, el mundo de la hostelería en ruinas, padres que temen llevar a sus hijos a las escuelas, inmobiliarias en bancarrota… y un largo etcétera de miradas al cielo esperando una respuesta, del Altísimo o de la nave extraterrestre que al final acabe con nosotros después de este fatídico año 2020.

En estos momentos lo mejor es girarse en busca de la mirada de los expertos para entender los cambios empresariales que están por venir. Y no me refiero al religioso e iluminado de turno que pregone desde una esquina de la plaza el fin del mundo, ni tampoco a Iker Jimenez, que está viendo un resurgir conspiranoico en su programa ahora que se estaban acabando los fantasmas. Me refiero a expertos de verdad.

En nuestro caso, en el sector empresarial y tecnológico tenemos a muchos expertos a los que pedir una respuesta, haciendo primero, claro, una criba. No nos interesa cualquier cuñado lenguaraz con acceso a Wikipedia, ni tampoco Bill Gates, ya no nos coge el teléfono. Por eso hemos optado por tener un pequeño coloquio con Sancho Lerena, CEO y fundador de Ártica ST, empresa creadora del exitoso software de monitorización Pandora FMS. ¿Te suena?

Cuando decidí reunirme con Sancho ambos obviamos las colmadas mesas del Starbucks por el mero cliché y preferí pasarme por el nuevo emplazamiento de la empresa. Como muchos sabéis, Artica ST ha cambiado su centro de acción desde la colapsada Gran Vía hasta el más accesible Parque Empresarial Pérez Iglesias. Yo tuve la suerte de poder visitar ambos en su día y quizá me quede con este nuevo enclave, más diáfano.

Una vez allí saludé a los encantadores empleados, que siempre tienen unas palabras bonitas para mí y me dirigí al despacho de Sancho. Él tardaría algo en llegar, pero lo hizo con el porte y la clase que lo caracterizan y ofreciéndome una de las dos tazas de café humeante que portaba. Así da gusto trabajar. Como en un anuncio de turrones.

Para entrar en armonía y no ir tan directamente al grano nos pusimos al día en literatura y en ciencia ficción, así que cuando la conversación estaba en plena ebullición comenzamos con las preguntas que verdaderamente me habían llevado a verlo.

¿Podrías decirnos cuál es tu relación con el mundo empresarial?

Me siento más ingeniero que empresario. Ser emprendedor fue la única manera de hacer las cosas “a mi manera” y poder crear un producto, algo que exige una visión a largo plazo, incompatible con la realidad en la que vivimos. No obstante, siempre he ido por libre y acabar montando empresas era algo inevitable en mi vida.

¿Cuál crees que es el estado en el que se encuentra ahora mismo el sector empresarial?

En las grandes crisis es donde uno tiene la oportunidad de demostrar de qué está hecho. Especialmente en nuestro sector, las empresas que sepan innovar y adaptarse de manera ágil tienen la mejor oportunidad de crecimiento en décadas. Estamos viviendo un momento de cambio histórico.

¿Cuáles crees que son los elementos imprescindibles para el cambio empresarial que vivimos?

Lo resumiría en el concepto “resiliencia empresarial”, y que en mi opinión debería incluir los siguientes aspectos: mayor enfoque en las líneas de negocio esenciales, mejorar la capacidad de financiación en diferentes vías, saber integrar el teletrabajo en la organización, internacionalización y el I+D+i como estrategia a medio plazo.

¿Apoyándote en tus conocimientos cuáles son las predicciones, favorables o desfavorables para 2021?

¡Absolutamente optimistas! 2021 va a ser un año histórico.

Cuando acabé la charla no me quedó otra que sonreír. No por el abrigo de confort en el que se había desempeñado la entrevista o por la facilidad con la que se habían sucedido las interpelaciones y las réplicas, sino más bien por el regocijo que da escuchar a un experto esclarecer todo de una manera tan sencilla y por supuesto, al fin, con visos optimistas. A ver, no es que haya que espolear a los caballos y salir a lanzar bengalas a las calles como si hubiera ganado el equipo de tu región el acceso a primera, no, no hablamos para nada de eso. Sin embargo, sí te entra el calor de esa luz finalmente esbozada en el extremo de este negro túnel que todos hemos estado cruzando, a pie, a nado, en incómodos tacones, o acuclillados y entristecidos.

Cuando salí de las nuevas instalaciones de Pandora FMS, aunque hiciera un frío que pelaba, llevaba el paso acelerado, me habían insuflado fuerzas. No pensé en Pandora FMS como un producto top que se vende en los cinco continentes para que las compañías piloten su propia tecnología y eviten caídas y fallos en sus sistemas. Pensé en ello como una nueva forma de salir de todo este pitote vírico y en el que han caído desde los feriantes hasta el sector de la automoción o la mismísima construcción. Parece un manido eslogan político pero, juntos (parece que) podemos.

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