¿Sabes qué es el Productivity porn? Te lo explicamos

“¿Nos hemos vuelto locos ya?”, esta es una pregunta que nos asalta muy a menudo en los tiempos que corren. Y es que la velocidad y el exceso es lo que caracteriza la actualidad en la que vivimos. Estímulos constantes y acuciantes que desembocan en vídeos virales, fake news y extravagantes citas coach que no llevan a ninguna parte. Se vende vanidad y vacío, incluso en lo que a consejos de productividad se refiere. “¿Conoces el Productivity porn?”, esta es otra pregunta, no tan convencional pero sí tan relevante como la anterior, al menos, si has caído en sus desasosegantes garras.

A día de hoy, sabemos que si has conseguido llegar a trabajar, todo un hito, lo harás durante un promedio de, al menos, 90.000 horas en tu vida. Eso son como unos diez años de trabajo consecutivo. Desagradable pero cierto. Así que es normal que, conscientes del tema, intentemos aprovechar al máximo el tiempo que pasamos en el trabajo. Sin embargo, nuestro deseo de ello ha ido tan lejos y de una forma tan macabra que, como siempre, nos ha acabado pasando factura. Esa adicción dañina a la productividad, productividad, productividad y productividad en el trabajo ha pasado a llamarse “Productivity porn”. Un “porn” algo más rancio y abominable que el “porn” al que estamos acostumbrados.

Algunas características y signos evidentes del llamado Productivity porn:

  1. El Productivity porn suele destacar por sus exigencias poco realistas. “Si quieres conseguir la productividad máxima levántate a las 5 de la madrugada y repasa toda tu bandeja de correos, redes sociales y lo que haya traído el cartero comercial antes de las 6” “¿Solo tienes una agenda? Consigue varias, papel, digital, online y rellénalas con una sucesión de horarios y bloques de trabajo perfectamente delimitados para que hasta quede total constancia de los 15 minutos y 40 segundos del respiro para la cerveza y las aceitunas que te mereces una vez por semana”. Porque es así el Productivity porn, considera que eres un robot infatigable, perfectamente diseñado para avanzar en tu trabajo y en tu vida o morir en el agotador intento.
  2. Resultados aún menos realistas. Uno puede avivar esa llama: “No seas tú mismo, sé la mejor versión de ti mismo, sé el TOP de ti mismo, el acabose de ti mismo, el Leonardo Da Vinci y el Cristiano Ronaldo, juntos, de ti mismo”. Pero lo que hace el Productivity porn es intentar captarte y lavarte el cerebro para que seas una persona completamente diferente a la que realmente eres. Cambiar tu personalidad para que la sustituya un programa informático, y además te promete que esa transformación va a ser de un día para otro. Como las dietas de la teletienda.
  3. Siempre hay un gurú. Quizá este sea el mayor de los signos que presente el Productivity porn. Un dios entre los hombres, que flota sobre ellos irradiando un halo de luz y que expresa con todo su ser un “Admiradme, yo sé el camino (para todo) en esta vida”. Muchas veces lo reconoceréis por aparecer en los anuncios de tus vídeos favoritos en Youtube, otras por su pedante demagogia, en todo caso su atractivo físico y psicológico es una de las mayores bazas del Productivity porn.

Es muy cierto que, como algo expertos en la materia, habrán conseguido resultados en alguna ocasión, pero es muy ingenuo por nuestra parte, y charlatán por la suya, creer que hay una receta definitiva, que si se sigue al dedillo, podría hacer milagros, convertirnos a cualquiera de nosotros en una máquina, provechosa y cosechadora de éxitos, con los resultados que esperamos conseguir a nuestros pies en un abrir y cerrar de ojos.

Si alguna vez te has topado con alguna de estas llamativas características es probable que hayas estado frente al tóxico Productivity porn. Estoy seguro que ahora mismo sabrías identificarlo entre otras estrategias de productividad realistas y basadas en evidencias. Guay, es importante ser consciente de que aplicar el Productivity porn puede llegar a ser perjudicial.

Pero, ¿por qué caemos presa del Productivity porn?

Si huele a rancio a la legua ¿por qué demonios nos resultan tan atractivos estos planes de productividad tan poco realistas? Ya te lo digo yo, el Productivity porn apunta directamente a nuestro corazoncito, a esa parte a la que le gusta hacerse ilusiones.

Y es que el pensamiento positivo suele ser sinónimo de productividad, pero el fantaseo y tener constantemente la cabeza en las nubes, con nuestros inverosímiles deseos, nos saca de la realidad más palpable y decisiva. Nos sumimos en una vorágine de fantasía, asentada en sueños en vez de en hechos, y acabamos imponiéndonos metas que, en principio, jamás podrán realizarse. Cosa fea para la auténtica productividad.

Y, sin duda, el Productivity porn y sus rutinas presuntuosas e irreales no ayudan. Tanto planificar, como leer excesivamente sobre cómo planificar, es una evidente seña de procrastinación, propia también del Productivity porn, que nos alejan de lo que de verdad deberíamos estar haciendo: centrarnos y currar en nuestros propósitos.

Necesitamos más confianza y rendimiento y menos tener la falsa sensación de trabajo que nos da planificar con demasiada antelación y a largo plazo.

Pasar la tarde viendo vídeos en Youtube sobre cómo esta dieta te va a quitar de encima esa barriga es mucho más cómodo que bajar a la calle de inmediato para hacer ejercicio. ¡Focus!

Los producticonsejos del día

Ya hemos visto en qué consiste y por qué caemos en este ataque a los nervios que es el Productivity porn, ahora mejor vemos algunos consejos acerca de una productividad real. Algo que te ayude a avanzar y a centrarte, pero no como una locomotora de pila inagotable, más bien como un ser capaz y perseverante que quiere hacer de su día a día algo útil.

  1. Acepta tus limitaciones. Cuanto antes dejes de pensar en ti como un Superman que resiste y puede con todo, mejor. Considerate un Batman, también tiene días malos y también se cansa de batallar con el Joker. No te lleves el trabajo a casa, no corrompas con él tu vida familiar, amorosa, amistades o hobbies. Volverás con más ganas si dejas en barbecho tu trabajo.
  2. Evita pasarte el día buscando tips y fórmulas secretas para ganar tiempo en tu vida o en tu trabajo, y ¡adivina!, ganarás un tiempo precioso en tu vida y en tu trabajo.
  3. Si instalas una nueva estrategia de productividad en tu rutina, dale tiempo para que funcione. Necesita, eso, perseverancia, diligencia y disciplina para dominarla. No te vuelvas loco porque a la primera de cambio no hayas conseguido un récord mundial de productividad, date tiempo.
  4. Cuando sepas que algo funciona, mantenlo y no lo cambies, al menos sin previo análisis, por otro tipo de estrategia que te han prometido que funciona mejor. Tu vas a tu ritmo y funciona, no la chafes. Más vale productividad en mano que ciento volando.

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