Las anécdotas de nuestros empleados en contra de las tecnologías
Nos encanta la tecnología. Nos ha provisto de todo lo necesario para estar en la cúspide de la evolución humana y dominar este mundo y quizá, próximamente, otros. A la vez que también nos ha proporcionado la automoción, el mando a distancia y apps como iCuenca, que te indica, desde cualquier situación, donde está ubicada Cuenca respecto a ti en todo momento.
Pero no todo son pétalos de rosa e inteligencias artificiales que nos dictan recetas de cocina llamándonos antes de forma cariñosa por nuestro nombre. Las tecnologías también fallan, y suelen hacerlo justo en el momento en el que más confiamos en ellas. Por eso hoy os traigo las mejores anécdotas de nuestros empleados en contra de las tecnologías. El momento ridículo en el que alguna vez les fallaron.
Diego Muñoz-Reja, Técnico de QA
Lo recuerdo bien. Iba bastante sobado por la mañana al curro. No dormí bien, por lo que fuera, jarana, videojuegos… El caso es que me puse a trastear con mis queridas máquinas virtuales, pero no había forma de que me funcionara lo que estaba haciendo, así que decidí apagar la máquina y levantar una nueva. Como una hora más tarde, me di cuenta de que la máquina virtual seguía encendida, aunque yo había hecho un poweroff de narices. Ahí lo tienes, lo que había apagado era uno de los servidores que usábamos en QA para testing. La tecnología me jugó una mala pasada, porque evidentemente no me voy a echar la culpa a mí y a aquella mañana sin haber dormido.
Dimas Pardo, Comunicación
Lo recuerdo bien, era una mañana de verano junto a la piscina. Mi chica y yo nos habíamos despertado con el trino de los pájaros y el mecer suave de las cortinas. Hacía algo de frío, por eso se me ocurrió algo agradable para demostrar mi caballerosidad y mi amor hacia ella. Iba a traerle el desayuno a la cama.
Mientras ella intentaba volver a quedarse dormida, yo me lancé a la cocina. Yogurt con arándanos y rica granola. Tostadas con aceite de albahaca. Y el elemento central, un vaso de leche calentita agitado, no removido, con la Baticao de la época. Pensé: “Si esta cosa funciona con los batidos de leche fresquita, con la calentita la tiene que bordar”. Pero la alta tecnología me falló. La Baticao dejó de funcionar en el momento en el que sumergí sus varillas en la leche candente, no sin antes dar un respingo final y lanzarme el contenido a mis pies desnudos. Lleven ropa de protección cuando traten con este tipo de instrumental. Entonces proferí un grito, intestino y poderoso. Ella se levantó asustada y me encontró allí, semidesnudo y enrojecido por las quemaduras de un Colacao imbatible. *Nótese el juego de palabras.
Manuel Montes, Q/A
El tema fue el siguiente: en pleno confinamiento, un domingo a las 12 de la noche, Patri, responsable de Administración, nos habla a Ramón y a mí y nos cuenta su problema: la batería de su portátil ha muerto y no puede trabajar al día siguiente. Investigando entre Ramón y yo, y viendo el modelo del portátil, nos damos cuenta que la batería no es extraíble y hay que desmontar el ordenador. Solo imagínate a Ramón y a mí diciéndole a Patri por el Meet los tornillos que tenía que quitar. Luego resultó que no eran esos, la conseguimos extraer y ya no existía el repuesto. Además al volver a montar le sobraban la mitad de los tornillos… En fin, una odisea de risas a las tantas de la noche. El colofón fue que, cuando ya nos habíamos dado por vencidos y después de volver a montar la batería… ¡¡¡el ordenador arrancó!!! En fin, cosas de la tecnología.
*Esta historia está basada en hechos reales con algún que otro adorno literario.
Kevin Rojas, Proyectos
Resulta que ahora, en octubre, estoy intentando hacer un reto para escribir todos los días, y anteayer me vino la inspiración y me bajé un programa para el iPad que me pareció interesante y estuve hasta las 4 a.m. escribiendo a toda máquina. Este fantástico programa tenía autoguardado cada pocos minutos, o eso se suponía; cuando por fin dejé de escribir y salí del programa, se quedó pillado y se cerró. Cuando lo abrí de nuevo… adivina, ¡no se había guardado nada! Ni que decir tiene que borré la app y le puse solo una estrella. Soy un malote.
Alberto Sánchez, Técnico de sistemas
Realmente tengo dos perrerías oficiales en contra de las tecnologías, una friki y una de trabajo:
La friki es que me apunté a un torneo remunerado de un juego, DBD (Dead by Daylight), y a literalmente cinco minutos del torneo, a mi ordenador le dio por quemar su placa base y destrozar mis sueños.
La otra. No sé si os habrá pasado también a vosotros: tener el despertador para ir a una entrevista de trabajo y que el móvil decida pasar de 90% de batería por la noche a 0%. Claro, que el despertador no quiso sonar por no tener batería.
Mario Pulido, Jefe de sistemas
Una vez cuando no teníamos tantos datos en las líneas, visité a un cliente para instalación desde 0 de Pandora FMS en un entorno nuevo migrando el antiguo que tenían. No me daban acceso a Internet, no había posibilidad, así que me llevé en pen drive y en dvd, grabada, la ISO de Pandora para hacer la instalación. La ISO era de 64 bits; cuando llegué allí, el entorno donde se iba a montar no soportaba 64 bits. Como no tenía Internet, me dispuse a bajarme la ISO de 32 bits con los datos de mi móvil de empresa. Se me cortó tres veces la conexión cuando llevaba más del 70-80% de la descarga realizada. Por entonces nuestra ISO ocupaba 900 mb. Me fundí el gb de datos, tuve que llamar a la empresa para que me diesen más datos y al final, tras gastarme casi tres gb de datos, la pude descargar… Sí, la red me troleó toda la mañana.
¿Y a ti, te ha fallado alguna vez la tecnología? Compártelo con nosotros dejando un mensaje en la caja de comentarios que encontrarás un poco más abajo (si la tecnología no falla…).
Dimas P.L., de la lejana y exótica Vega Baja, CasiMurcia, periodista, redactor, taumaturgo del contenido y campeón de espantar palomas en los parques. Actualmente resido en Madrid donde trabajo como paladín de la comunicación en Pandora FMS y periodista freelance cultural en cualquier medio que se ofrezca. También me vuelvo loco escribiendo y recitando por los círculos poéticos más profundos y oscuros de la ciudad.
Dimas P.L., from the distant and exotic Vega Baja, CasiMurcia, journalist, editor, thaumaturgist of content and champion of scaring pigeons in parks. I currently live in Madrid where I work as a communication champion in Pandora FMS and as a freelance cultural journalist in any media offered. I also go crazy writing and reciting in the deepest and darkest poetic circles of the city.