Efecto 2000: ¿Realmente nos engañaron? ¿Verdad u hoax tecnológico?

Vengo a contaros una historia de terror. Algo que os hará temblar de pies a cabeza y desear una manta con el estampado de los Lunnis bajo la que esconderos. Sucedió en Navidad y sembró el caos entre los crédulos y conspiranoicos.

¿Un Papá Noel malvado? ¿Una remesa contaminada de cava? ¿El cierre de la compañía Playmobil dejando a medio mundo sin barco pirata en esas entrañables fiestas? Tampoco ninguna de esas profecías de apocalipsis y anticristos desoladores que vencían justo con la llegada del nuevo milenio ¡No! ¡Mucho peor! ¡El efecto 2000!

Los más imberbes y jovenicos no recordarán aquel susto tecnológico, pero el Efecto 2000 dio mucho que hablar en todos los medios de comunicación, y aunque el 1 de enero de aquel año ya sufrió la resaca de la decepción, el ultimísimo día de diciembre nos tuvo en vilo hasta la última uva.

El Efecto 2000

Sí, durante todos aquellos últimos meses de 1999 (Oh, tan lejanos ya los 90´s) la tele, la radio, los periódicos (Twitter todavía no) no paraban de echar chispas y advertencias: “¡No salgan de sus hogares! ¡No corran el riesgo! ¡El mundo necesita actualizar todos sus ordenadores para salvar el colapso total al que llegará este fin de año!”. Luego resultó que cuando toda la familia llegó a la comida de Año Nuevo y preguntó con la resaca si había explotado el planeta alguien le comunicó: “Va a ser que no”. El Efecto 2000 pasó sin pena ni gloria como un macabro hoax para vender ordenadores y asustar a personas mayores y fans de Skynet.

Pero hay que saber que el Efecto 2000 o Y2K (para los numerónimos o raperos) sí fue un bug real; no alcanzó proporciones apocalípticas como anunciaban los carteles de agoreros gritones a la salida del metro, pero sí fue un error causado por la manía de los programadores de fechar solo con dos dígitos (00) para ahorrar memoria. Como imagináis, o como se difundió, al llegar a 1 de enero del 2000, los cacharros de todo el mundo interpretarían el cambio como un reinicio de su yo más interno, el cual supondría el año 1900 en vez del 2000, ocasionando una serie de problemas.

El fin de la especie humana no llegó, y mira que hasta Leonard Nimoy se apuntó a la histeria y en 1998 ya anunciaba que sería una catástrofe de proporciones bíblicas. Escrito en piedra estaba que los ascensores se detendrían dejándote atrapado en su centro, que los cajeros comenzarían a escupir billetes y que los aviones explotarían en el aire. Desde las comunicaciones hasta el sistema económico, pasando por la electricidad que abastecía al mundo, todo estaba controlado por las máquinas, esas que se volverían locas.

Muchos de los países del mundo, incluido España con unos 420 millones de euros, se molestaron en actualizar sus equipos para que estos evitaran el Efecto 2000. De hecho, dicen que se invirtió más en precaverse para el posible efecto que lo que el mismo efecto hubiera logrado dañar. Claro, cuando a día uno de enero en la sobremesa todavía no había pasado nada, empezaron las quejas y los “¿para esto doy mi dinero a Hacienda?

Pero la realidad es que gracias al dinero invertido la crisis pudo ser subsanada y el día uno no teníamos nada de lo que preocuparnos… ¿O sí? A decir verdad hubieron bastantes incidentes relacionados con el Efecto 2000, entre los que se encuentran… ¡¡¡apagones en quince reactores nucleares!!!

Aunque muchos de los problemas fueron vistos como minucias de poca importancia y otros no fueron relacionados con el Efecto por el hecho de que no ocurrieron a medianoche. Pero la verdad es que muchos de los programas no se encontraban activos precisamente en estos momentos, por lo que presentaron el error sencillamente cuando los ejecutaron.

Algunos de los muchos fallos relacionados o presuntamente relacionados con el Y2K:

  • Ishikawa, Japón. Un equipo de supervisión de radiación falló a medianoche.
  • Onagawa, Japón. Una alarma sonó en una planta de energía atómica dos minutos después de la medianoche.
  • Estados Unidos. El observatorio naval, donde funciona el reloj principal que marca el tiempo oficial del país, tuvo una interferencia. Debido a un problema de programación, divulgó que la fecha era el 1 de enero de 1910.
  • Reino Unido. Transacciones de tarjetas de crédito fueron rechazadas o fallaron en conjunto mientras que trabajaron recíprocamente ciertos sistemas.
  • Pennsylvania, Estados Unidos. Una computadora de la biblioteca de una escuela primaria cobró al cuerpo estudiantil en exceso, por tener prestados los libros durante 100 años.

Estos son solo algunos de los casos registrados más elocuentes. En nuestro amado país, España, se detectaron también problemas en dos centrales nucleares, en gasolineras y en el sistema de recogida de datos de tráfico. Pero, como hemos apuntado antes, el día de Año Nuevo pasó sin pena ni gloria. La lucha había terminado y la crisis había sido salvada. Todos asumimos que no había pasado nada, que nunca hubo algún peligro y que todo fue un bulo esparcido por niños cicateros de primaria o por algún interesado de la tienda de ordenadores de nuestro barrio. ¿Pero y si simplemente eludimos El Efecto 2000 porque verdaderamente nos preparamos para ello?

Pero alejémonos de los fallos de la tecnología, vayamos a los beneficios y los buenos resultados. Existen programas, como los sistemas de monitorización, que es difícil que nos fallen a una escala mundial el día de Nochevieja cada cambio de milenio. Uno de ellos es Pandora FMS.

El acrónimo FMS significa “Flexible Monitoring System”, o lo que es lo mismo, “Sistema de Monitorización Flexible”.

¿Y por qué se llama así? Pues porque Pandora FMS es uno de los software de monitorización más flexibles del mercado. Pandora FMS es capaz de monitorizar dispositivos, infraestructuras, aplicaciones, servicios y procesos de negocio.

Y es que en la actualidad ya hay muchas empresas y organizaciones que cuentan con Pandora FMS. ¿Quieres conocer algunas y leer algunos de nuestros casos de éxito? Entra aquí: https://pandorafms.com/es/clientes/

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